¡Tú PUEDES leer tu Biblia!
A menudo escuchamos que deberías leer tu Biblia. (Es cierto: deberías.)
Yo te digo que eres capaz.
A veces, desde la banca, tenemos la perspectiva de que el que está allá arriba en el púlpito tiene de alguna manera una visión, conocimiento o habilidad diferente, que está más allá de mí y que no puedo alcanzar, así que simplemente voy a escuchar pasivamente y dejarlo ahí.
No.
Tú puedes leer tu Biblia.
Tienes esa capacidad.
¿Es bueno para ti leer la Palabra de Dios? ¡Sí!
¿Es importante desayunar?
¿Es importante almorzar?
Si me he saltado el desayuno, para la hora del almuerzo, tengo bastante hambre.
Eso es importante. Mi cuerpo me está diciendo que algo me falta.
Si me salto tanto el desayuno como el almuerzo, ¿qué pasa para la hora de la cena?
Probablemente, me sienta un poco malhumorado, un poco mareado. ¡Necesito comida YA!
Mi familia ciertamente sabe cuándo me he saltado el desayuno y el almuerzo.
La Biblia es alimento espiritual esencial para nuestras vidas diarias, así como la comida física lo es para nuestros cuerpos. Necesitas ese alimento.
Probablemente ya lo sabes, pero ¿cuántas veces olvidamos entrar en la Palabra de Dios y terminamos sintiéndonos débiles y espiritualmente famélicos?
¡Ve y come!
Si alguna vez has estado en un crucero, la mayoría de las veces tienen un bufé que casi siempre está abierto, y la gente sin duda aprovecha la oportunidad de visitarlo varias veces a lo largo del día.
El bufé de la Palabra de Dios está abierto.
La Palabra de Dios siempre está accesible, esperando para fortalecernos y guiarnos, y depende de nosotros aprovecharla regularmente.
¡Ven y cena!
Haz de la lectura y el estudio de la Biblia un hábito diario.
Es una responsabilidad personal para cada cristiano, una que lleva al crecimiento espiritual y a una relación más profunda con Dios.
¡Lee tu Biblia, porque es bueno para ti!
Elder Jonathan Moseley
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